El periodismo, en crisis antes de la pandemia

La crisis económica de los medios de comunicación y las barreras a la libertad de prensa llegaron antes que el coronavirus, pero la emergencia sanitaria las profundizó y las puso en primer plano.

De los 10 países donde más periodistas han fallecido por causa del coronavirus, 4 son latinoamericanos. Según la ONG Press Emblem Campaign (PEC), en el mundo habían fallecido al menos 585 periodistas debido a la covid-19 hasta diciembre del 2020. Perú, con 93 muertes, es el país con más casos; el tercero es Brasil, con 51 periodistas fallecidos; el cuarto es México, con 42 casos; y el quinto es Ecuador, con 41 fallecimientos.

Este es el impacto más crudo y directo que han sufrido los y las periodistas en medio de la pandemia del coronavirus. Aunque está lejos de ser el único, demuestra cómo quedaron expuestas las personas que tienen por oficio llevar a las casas de millones de personas la información sobre una emergencia sin precedentes para la generación actual.

Según Zuliana Lainez, secretaria general de la Asociación Nacional de Periodistas de Perú (ANP), la alta mortalidad en su país se explica por la precariedad con la que los comunicadores ejercen su oficio. Cubrieron la primera línea de la emergencia sin tener protección adecuada, pues cerca del 70 % del periodismo de las regiones peruanas se hace bajo el modelo de autogestión de espacios concesionados, explicó Lainez.

De los 93 fallecidos durante el 2020 en Perú, 39 se habrían contagiado en el ejercicio del oficio. “Muchos de ellos y ellas superan los 65 años, son parte del grupo de riesgo, son colegas que tendrían que haber estado en su casa pasando la cuarentena, pero por su situación laboral están ‘condenados’ a trabajar hasta el último día de sus vidas. Son colegas que, si no salen a trabajar, no comen”, dijo la secretaria general de la ANP.

En Perú, además de las muertes, la ANP ha registrado 109 ataques a periodistas y medios de comunicación durante la emergencia. Estos incluyen amenazas, hostigamientos, agresiones físicas y verbales, intimidaciones por vía judicial, barreras en el acceso a la información, entre otras violaciones a la libertad de prensa.

Por otro lado, en Colombia las amenazas al ejercicio periodístico representan un panorama complejo, pues los casos siguen la tendencia al alza respecto a los años anteriores. Según la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), en el 2020 se registraron al menos 421 violaciones a la libertad de prensa, con 604 víctimas en el país. Si bien fueron menos casos que los del 2019, el año con más violaciones según los registros de la Flip (515 violaciones que afectaron a 634 personas), en el 2020 los casos reportados afectaron a más víctimas.

El director de la Flip, Jonathan Bock, contó en el conversatorio Voces de la Pandemia, organizado por Hacemos Memoria, que la prensa colombiana sufre tres problemas que quedaron en evidencia con la covid-19. El primer problema es la crisis económica de las empresas periodísticas, que llevó a suspender contratos de periodistas. “Esto puede terminar marcando un antes y un después” respecto a la financiación del periodismo en Colombia, expresó tras revelar que la Flip ha registrado en los últimos cinco años más de 1.100 despidos en los medios de comunicación. El segundo es el déficit de medios de comunicación, particularmente en las regiones colombianas, lo que lleva a problemas como la desinformación o la debilidad en el rigor periodístico a la hora de informar. Y el tercero, según Bock, es una larga historia de presiones de distintos actores, legales e ilegales, institucionales y armados, que buscan modular lo que dicen los medios.

El panorama se replica, con diferencias locales, en cada uno de los países de Latinoamérica. Uno de los casos más emblemáticos de la región es el del periodista Juan Sarmiento, en la provincia amazónica de Napo (Ecuador). Sarmiento fue condenado a 10 días de prisión por difamación, tras cuestionar la gestión del gobernador provincial para enfrentar la pandemia, situación que según el periodista fue un intento de silenciarlo, como declaró ante el Committee to Protect Journalists, al punto en que terminó obligado a salir del país para proteger su vida y su integridad.

Cierres y despidos agravan la situación de los periodistas

En Ecuador, según la organización Fundamedios, cerca de 800 periodistas fueron despedidos durante la pandemia, especialmente en los meses de confinamiento, entre marzo y agosto. Así lo contó el director de la organización, César Ricaurte, quien puntualizó que 300 despidos tuvieron lugar en medios de comunicación privados o comunitarios y los 500 restantes en la Empresa de Medios Públicos de Comunicación del Ecuador, sometida a una transformación institucional en medio de la emergencia. Algunos de los medios donde se presentaron despidos, detalló Ricaurte, fueron Ecuavisa y La Hora. Este último, además, cerró algunas de sus ediciones regionales.

Respecto a la situación en Ecuador, Ricaurte agregó que de los periodistas fallecidos por covid-19, al menos 23 se contagiaron mientras realizaban labores propias del oficio. Además, Fundamedios le hizo seguimiento a cerca de 100 periodistas “en alto riesgo” porque se infectaron con el coronavirus y sufrieron el golpe económico, con lo que quedaron “en una situación muy compleja, muy precaria, incluso con necesidades básicas de alimentación”, señaló Ricaurte.

Entretanto, en Perú, el diario Publimetro cerró sus oficinas y en los conglomerados mediáticos de El Comercio y La República hubo despidos, lo que según Zuliana Lainez, secretaria general de la ANP, no se explica solo por la pandemia. “Creemos que estos grandes grupos mediáticos, como está ocurriendo en el resto de América Latina, lo que están haciendo es escudar en la pandemia decisiones empresariales que venían desde antes de la covid-19”, aseguró.

Este tipo de decisiones también tuvieron consecuencias en Colombia, donde medios como la revista Semana despidieron a decenas de periodistas a lo largo del 2020, en un proceso de transformación organizacional. Otros medios, como el diario El Tiempo, congelaron los salarios de sus periodistas desde el inicio del confinamiento obligatorio. Y El Espectador, otro periódico nacional, se vio obligado a pedir a sus lectores que se suscribieran para no pasar de ser diario a ser semanario en su versión impresa. Al final del año, el medio solo logró mantener su edición diaria para Bogotá.

En Brasil, según la Federación Nacional de Periodistas (Fenaj), casi 4.000 periodistas vieron reducidos sus salarios en el 2020 debido a la pandemia. Además, según los datos de la organización, solo en los primeros meses de la emergencia a 81 periodistas les suspendieron sus contratos y a 205 los despidieron. Esto se dio incluso en los grandes grupos mediáticos, como O Globo y O Estado.

Pero la gran paradoja de la situación que vivieron los medios de comunicación durante la emergencia por la covid-19 es que en casi todo el mundo el periodismo fue declarado un “servicio esencial” en la pandemia, como subrayó la Unesco. Sin embargo, el trato que dieron los Gobiernos a la profesión periodística contradice esta declaración, señaló Zuliana Lainez, quien además explicó que los medios no tuvieron acceso a las subvenciones económicas dispuestas para los grupos vulnerables, pese a la crisis que atraviesan algunos, y anotó que, por el contrario, se establecieron barreras de acceso a la información y ocurrieron otros tipos de ataques que se replican en cada país de la cuenca amazónica.

Si bien la pandemia ha afectado al periodismo en todo el mundo, con consecuencias directas, como los impactos en la salud mental de los trabajadores de los medios de comunicación —que han llevado a que la Unesco enfoque su trabajo de apoyo psicológico en los periodistas, por el alto estrés que implica el cubrimiento de la emergencia— y los impactos en la estabilidad económica y en las condiciones de libertad de los periodistas para ejercer su oficio, en América Latina, y en la cuenca amazónica en particular, los medios ya enfrentaban condiciones adversas que configuraban su propia crisis, por lo que las agremiaciones periodísticas de cada país no dudan en calificar el 2020 como un año que profundizó el deterioro de la economía de los medios de comunicación y las condiciones del ejercicio de la libertad de prensa en la región.

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